Todos sabemos la polémica que existe en torno a la telefonía móvil debido a las supuestas afirmaciones, basadas en estudios, de algunos científicos y médicos que dicen que hay una relación entre el uso de telefonía móvil y algunas enfermedades como es el cáncer. Lo que sí se sabe, es que los teléfonos móviles son receptores, a la vez que emisores, de un número de ondas radiofónicas parecido al del microondas.
Cuando las ondas electromagnéticas son suficientemente potentes sí que pueden llegar a afectar a una persona alterando su ADN de manera que se producen mutaciones hereditarias o más comúnmente, cáncer (es el caso de los afectados por el escape de radiación de la central de Chernóbil, y la razón por la que los radiólogos se protegen detrás de cristales emplomados, ya que los rayos X sí son ionizantes y la exposición prolongada puede producir cáncer).
Sin embargo, las ondas de los teléfonos móviles no son suficientemente fuertes como para romper moléculas, es decir, no pueden llegar a dañar el ADN. Según la Organización Mundial de la Salud no hay datos comprobados científicamente que nos den la certeza de que la tecnología móvil provoca cáncer.
Por otra parte hay estudios, como los del doctor Ferris, que afirman que "el abuso del teléfono móvil incrementa el riesgo de cáncer en el nervio auditivo y de la aparición de un melanoma en la parte posterior del ojo".
Otro estudio, que se dio a conocer el pasado mes de junio, llevado a cabo por 20 científicos de diversas partes del mundo advertía el peligro sobre el uso de teléfonos móviles, sobretodo en niños menores de 12 años; aconsejaban también el uso de manos libres, más expresamente durante el momento de la llamada, para mantener el aparato a más de un metro del cuerpo.
Hay más estudios que contradicen a la OMS, como los de José Luis Bardasano, catedrático de medicina y presidente de la Fundación de Bioelectromagnetismo y Ciencias de la Salud. En una entrevista en el periódico cántabro "Diagonal", cuando le preguntan sobre los efectos en la glándula pineal, el doctor contesta:
"Alojada en el centro del encéfalo, tiene la función de segregar melatonina. Lo hace sólo de noche, cuando no hay luz. La melatonina es un potente anticancerígeno. Combate los radicales libres, que provocan el envejecimiento prematuro, facilitan la aparición de cáncer y de enfermedades neurodegenerativas. Las ondas del móvil actúan como una especie de luz invisible que reduce la segregación. Que cada vez haya gente más joven con una demencia senil como el alzheimer puede tener relación con la alteración del hipocampo y con la escasez de melatonina. Existen hipótesis bien fundadas de que el riesgo de cáncer de mama aumenta en personas predispuestas a desarrollarlo. Se han registrado casos de pubertad precoz en niñas, y puede agravar la depresión y el jet-lag. Existen complementos de melatonina procedentes de fuentes vegetales disponibles en el mercado."
Otra de las controversias que giran en torno a los teléfonos móviles va asociada a como afectan a la fertilidad, sobre todo a la masculina. Actualmente, la mayoría de trabajos dependen del uso del teléfono móvil, ya que muchas de las negociaciones se llevan a cabo a partir de él, predominantemente en aquellos trabajos en los que es necesario viajar. Debido a esta necesidad de viajar, ha aumentado el uso de los manos-libres (hands-free). Al usarlos, es usual llevar el móvil en el bolsillo o colgado del cinturón en algún otro caso, es decir, cerca de los testículos; esto lleva a que durante el transcurso de una llamada, las ondas electromagnéticas de radiofrecuencia lleguen al aparato reproductor, reduciendo así la calidad de los espermatozoides con menos movilidad y menos vida.
El nuevo teléfono móvil de la compañía Apple, el famoso y revolucionario iPhone, no se libra de esta polémica.
Los estudios llevados a cabo por los
científicos de la asociación Greenpeace han comprobado, a pesar del compromiso por parte del director de la compañía de lograr un iPhone más ecológico, que siguen utilizando sustancias nocivas para su fabricación. De hecho, la antena, situada bajo la tapa de atrás, aloja en su interior una gran cantidad de bromuro.Cuando hablamos de inconvenientes, no sólo nos referimos a como afecta perjudicialmente a la salud de una persona, también nos referimos a campos culturales y sociales.
Los usuarios del teléfono móvil, en su mayoría adolescentes en período de aprendizaje, en muchas ocasiones prefieren enviar un mensaje de texto a realizar una llamada, tanto por el coste como por la comodidad. Esta comodidad es la que les lleva a reducir el texto abreviando las palabras y tras el envío de una cantidad masiva de mensajes, traspasan este "idioma dialéctico" al escrito formal, de manera que no saben distinguir cuando deben usar el registro formal o el coloquial. Incluso se habla de la elaboración por parte de la RAE de un nuevo diccionario de abreviaturas para los SMS.
Esta costumbre de abreviar los mensajes, tiene su origen en el coste, debido a que al escribir un mensaje correctamente (tildes, diéresis, puntos y comas, interrogaciones, etc.) los caracteres aumentan y llegan incluso a triplicar el coste del SMS, animando así a los usuarios a abreviar las palabras para ocupar menos espacio y ahorrar dinero en la factura del teléfono móvil. Un mensaje normal, equivale a 160 caracteres en el alfabeto GSM 3.38, sin embargo, hay letras con tilde o algunos símbolos (¿, ç, Ñ, etc.) que no se incluyen en este alfabeto pudiendo llegar a triplicar el precio del mensaje ya que con el uso de dichos símbolos, el aparato pasa a funcionar con el sistema Unicode sin avisar al usuario. Existen una serie de teléfonos móviles (sobretodo los de última generación) que permiten el uso de esta serie de símbolos sin necesidad de pasar al sistema Unicode; las empresas de telefonía móvil se aprovechan del desconocimiento de esto por parte del usuario para beneficiarse a la hora del cobro de la factura.
No podemos concluir este artículo sin hacer referencia a lo que conlleva el uso abusivo de los teléfonos móviles que puede llegar a convertirse en adicción, como demuestran recientes estudios. Esta adicción crea en los usuarios una dependencia total del teléfono, de manera que cuando carecen de él pueden desarrollar síntomas como ansiedad, sudores o palpitaciones.
Un estudio de la universidad de Straffordshire llevado a cabo por el doctor David Sheffield sobre la adicción en los teléfonos móviles "descubrió que la presión sanguínea de los que habían dejado de usar móviles era más baja que quienes seguían usándolos". Otro estudio relevante sobre la adicción en teléfonos móviles es el realizado por La FACUA (Federación de Consumidores en Acción) que afirma que "el uso de los teléfonos móviles puede provocar adicción con efectos psicológicos y emocionales semejantes a los de los cigarrillos y otras substancias: agresividad, mal humor, aislamiento, abandono del entorno social". Otro estudio llevado a cabo por la British Medical Journal, dice que "el uso del teléfono móvil puede crear los mismos comportamientos compulsivos que cualquier otra adicción. No son uno ni dos los que dicen que el móvil engancha: uno de cada mil usuarios puede ser adicto".
Personalmente, con este trabajo hemos descubierto facetas de los móviles que desconocíamos, porque no se nos ha dado la información pertinente, ya que las compañías sólo muestran lo que les interesa teniendo en cuenta que su finalidad es ganar la mayor cantidad de dinero posible a costa de sus clientes. Lo más sorprendente sobre este artículo, a nuestros ojos, es que el uso de ciertos caracteres a la hora de escribir mensajes de texto ocupen más de un espacio, pudiendo llegar a aumentar el coste del mensaje al triple y que exista una forma de evitarlo cambiando las características del móvil (ya que las compañías te lo venden configurado para que ocupen más espacio).
FUENTES:
http://www.laflecha.net/canales/moviles/noticias/200406282
http://www.consumer.es/web/es/tecnologia/hardware/2006/07/19/153773.php
http://www.greenpeace.org/espana/news/iphone-de-apple-t-xico
http://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article6520
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_5345000/5345278.stm
